I.   SANTUARIOS MARIANOS

Los Santuarios Marianos por su naturaleza constituyen la máxima expresión de piedad y recogimiento. Es allí verdaderamente donde el hombre experimenta la grandeza de Dios.

 

1. LOS SANTUARIOS MARIANOS MAS FAMOSOS DEL MUNDO

2. BASÍLICA DE SANTA MARÍA LA MAYOR

3. NUESTRA SEÑORA DE LORETO

4. NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE (EXTREMADURA)

1.   LOS SANTUARIOS MARIANOS MAS FAMOSOS DEL MUNDO

Basílica Patriarcal de Santa María La Mayor             Roma - Italia

Nuestra Señora De Loreto                                        Loreto - Italia

Basílica de la Santissima Annunciata                   Florencia - Italia

Nuestra Señora del Perpetuo Socorro                         Roma - Italia     

Nuestra Señora Del Pilar                                    Zaragoza - España

Nuestra Señora De Guadalupe                      Extremadura - España

Nuestra Señora De Montserrat                           Barcelona - España

Nuestra Señora De Guadalupe                Distrito Federal - México

Nuestra Señora De Lourdes                                  Lourdes - Francia

Nuestra Señora De La Salette                                                         Francia

Nuestra Señora De Fátima                                                    Portugal

Nuestra Señora De Czestochowa                                           Polonia

2.   BASÍLICA DE SANTA MARÍA LA MAYOR

Conocida también como Nuestra Señora de las Nieves, es una de las cuatro Basílicas más grandes del mundo, junto con la de San Pedro, San Pablo, San Juan de Letrán, y la más grande Basílica levantada en honor de la Reina de los Cielos, la bienaventurada Virgen María.

 

Ubicada en el corazón de Roma, según una leyenda popular[1] fue construida hacia la mitad del siglo IV, en el pontificado del Papa Liberio, siendo emperador Constancio Juan, noble patricio romano, cuya casa era una de las antiguas e ilustres de aquella época; quiso dar público testimonio de su fervorosa devoción a la Santísima Virgen (a quien se había consagrado desde sus más tiernos años) y de común acuerdo con su esposa, resolvieron legar todos sus bienes a la Santísima Virgen María, y puestos en oración le suplicaron que se dignase en manifestar lo que Ella deseaba que se haga con todo lo que habían entregado a su servicio.

 

La Virgen oyó los ruegos de sus fervorosos devotos y la noche del 5 de agosto se apareció en sueños a los dos esposos por separado. Después de declararles cuanto le agradaba su tierna devoción y la piadosa resolución que habían tomado, añadió que la voluntad de su hijo y la suya era de que empleasen sus bienes en edificar en su honor una Iglesia en el monte Esquilino, en cuya cima no sólo encontrarían demarcado el sitio, sino trazado el plan del templo por una porción de nieve milagrosa.

 

Ambos esposos le comunicaron la visión al Papa Liberio quien se llenó de júbilo porque había tenido exactamente el mismo sueño. El pontífice llamó a todo el clero y acompañado del patricio Juan, de su mujer y de todo el pueblo, fueron procesionalmente al sitio donde se había anunciado la maravilla.

 

Llegaron al monte Esquilino y encontraron todo un espacio cubierto de nieve a pesar del estío y del fuerte calor, asombrando a todos el prodigio. Se construyó la iglesia y a partir de entonces toda la cristiandad veneró aquel templo como lugar santo y singularmente privilegiado por la madre de Dios.

 

La memoria y fiesta de dedicación de Santa María La Mayor se celebra el 5 de agosto y aunque en ese tiempo existían otras Iglesias consagradas a la Virgen, se la asignó como la primera iglesia que se dedicó en Roma a la Soberana Reina.

 

Aquí se venera el mismo pesebre que sirvió de cuna al Salvador, conservándose esta sagrada reliquia hasta la actualidad. Se la dio en llamar Santa María la Mayor para distinguirla de todas las demás.

 

Después de la Basílica de San Pedro, Santa María la Mayor está considerada como la más rica y grandiosa de Roma y de todo el orbe. En esta Basílica llamada también Basílica Liberiana en honor al Papa Liberio, se venera un cuadro antiguo de la Virgen, llamada SALUS POPULI ROMANI[2], que según la tradición fue llevada en procesión por el Papa Gregorio Magno cuando azotaba la peste, e hizo el milagro de detenerla.

 

En esta Basílica celebró su primera misa San Ignacio de Loyola, fundador de los jesuitas.

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3.   NUESTRA SEÑORA DE LORETO

Es el santuario más famoso de Italia y uno de los más célebres del mundo católico por su vínculo con Nazaret y su “directa ligazón con el misterio salvífico del Verbo Encarnado”. Según la tradición lauretana la Santa Casa fue milagrosamente trasladada en 1291 desde Palestina, “primero a Illiria, junto a un castillo llamado Fiume (Río), y, después en 1294, a un bosque del territorio de Recanati, denominado Lauretum”.

 

La Santa Casa se halla recubierta de un bellísimo mármol de Carrara y se encuentra en el interior de la Basílica de Loreto:

 

“Es una habitación de 9,52 x 4,10 m, con paredes construidas en la parte inferior con piedras arenosas y en la superior con ladrillos”. No tiene cimientos propios y la bóveda (techo) fue construida en 1536. En lo alto del altar está la venerada imagen de la Virgen esculpida con madera de cedro del Líbano. Se tornó oscura debido al humo de las lámparas de aceite que ardieron a través de los siglos. La imagen fue destruida en el incendio de 1921 y reconstruida en 1922 con una coloración acentuadamente negra. En la parte inferior del altar, debajo de su amada imagen está una inscripción en letras de oro: «HIC VERBUM CARO FACTUM EST». “AQUÍ EL VERBO SE HIZO CARNE”. A la entrada de la Santa Casa se lee esta inscripción: “LOS IMPUROS TIEMBLEN PENETRAR EN ESTE SANTUARIO. EL MUNDO NADA TIENE MAS SANTO”.

 

El Papa Juan XXIII fue el primer Papa en salir de Roma en más de un siglo. Lo hizo el 4 de octubre  de 1962 a pocos días de la apertura del Concilio Vaticano II, cuando fue en peregrinación al Santuario de Loreto para invocar a la Virgen su protección por tan magno acontecimiento. A su regreso, en su acostumbrada audiencia general a los fieles, llamó a Loreto:

 “Síntesis admirable de todos los santuarios marianos del mundo”.

 

El 8 de septiembre  de 1979, en los comienzos de su Pontificado, el Papa Juan Pablo II fue en peregrinación al Santuario de Loreto para invocar su protección y auxilio. También estuvo presente el 10 de diciembre de 1994 y el 9 y 10 de septiembre  de 1995,[3] con motivo del VII Centenario Lauretano con los jóvenes de Europa y América Latina.

 

La última visita del Papa Juan Pablo II a este santuario la realizó el 5 de septiembre del 2004 con motivo de la beatificación de tres miembros de la Acción Católica.

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4.   NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE (EXTREMADURA)

Este Santuario antiguo fue el más famoso de Europa, se encuentra en Extremadura provincia de Cáceres-España. Su historia aparece en un código antiguo de comienzos del siglo XV. Allí se narra que en tiempos del rey Alfonso (probablemente Alfonso X, el Sabio, 1252-1384), autor de las famosas “Cantigas de Santa María”, se apareció la Virgen en las montañas de Guadalupe a un pastor llamado Gil Cordero, quien al no encontrar una vaca de las suyas la buscó durante tres días, hasta que finalmente la halló muerta cerca de una fuente en las montañas.

 

Cuando se aprestaba a desollarla con un cuchillo después de abrirle el pecho en forma de cruz, la vaca se levantó, y él muy asustado se apartó, apareciéndosele en esos momentos la Virgen, quien le habló:

“No tengas miedo; pues yo soy la Madre de Dios, por la cual el linaje humano alcanzó redención”.

 

También le dijo que coja su vaca y se la lleve para que la ponga con las demás y que le avise a los clérigos y a las demás “gentes” que concurran al mismo sitio donde Ella se apareció, para que excaven en ese lugar y encuentren una imagen suya. Al comienzo nadie le creyó pero al ver la marca en forma de cruz en el pecho de la vaca cambiaron de actitud.

 

Cuando llegó a su casa, encontró a su mujer llorando, con la noticia de que un hijo suyo había muerto. El pastorcito lleno de fe le dijo:

 

“No tengas cuidado ni llores, pues yo le prometo a Santa María de Guadalupe para servidor de su casa, y Ella me lo dará vivo y sano”.

 

Allí se realizó el primer milagro, el chico se levantó y dijo: “Señor padre, preparaos y vamos para Santa María de Guadalupe”. Luego el pastor le refirió a los clérigos lo acontecido, contándoles, además, todo el resto que le había dicho la Virgen: que encontrada la imagen le construyeran una casa, que Ella haría grandes milagros, etc.

 

El pastor los clérigos y mucha gente fueron al lugar de la aparición y después de cavar, encontraron una cueva y dentro de ésta hallaron la imagen de la Virgen, allí mismo construyeron una ermita a donde llegaban muchos enfermos que sólo al tocar su venerada imagen recobraban la salud.

 

La imagen es una Virgen negra que aparece sentada con el niño Jesús, hecha de madera de cedro, mide 59 cm. de alto y pesa 3975 gr. El niño es del mismo estilo romántico, mide 23 cm. de alto y pesa 205 gr

 

Los españoles dicen que a Guadalupe le deben el “imperio” y que gracias a Ella se dieron los descubrimientos, las conquistas, la colonización y la evangelización del nuevo mundo. Isabel la Católica acostumbraba ir a Guadalupe al que llamaba “su paraíso”. En Guadalupe los Reyes Católicos firmaron la carta que amparaba a Cristóbal Colón en su proyectado viaje a nuestras tierras.

 

Gracias a una promesa hecha por Colón a la Virgen de Guadalupe, el 14 de febrero de 1493 se salvaron milagrosamente de morir al regreso de su primer viaje, cuando estuvieron a punto de naufragar. Colón en agradecimiento cumplió y fue al santuario de Guadalupe descalzo y en traje de penitencia a darle gracias por haberlos salvado.

 

Cristóbal Colón, en el segundo viaje impuso a la isla Turuqueira (Antillas Menores) el nombre de Guadalupe. En el Santuario de Guadalupe hizo bautizar a todos los indios traídos de América.

 

Aunque parezca anecdótico, la mayoría de los conquistadores de América, salieron de Extremadura: Hernán Cortés, Francisco Pizarro, Núñez de Balboa, Pedro de Alvarado, Hernando Soto, Sebastián de Benalcázar, Pedro de Valdivia, Gonzalo Pizarro, Francisco de Orellana, etc., todos ellos llevaron a la “conquistadora” como llamaban a la Virgen María en sus comienzos. ¡Que grandeza la suya! De conquistadora pasó a ser: “MADRE DE LA MISERICORDIA”.

 

La fama alcanzada por este Santuario entre el siglo XIV al XVIII fue extraordinaria. El 12 de octubre de 1928 fue coronada canónicamente con el título de Reina de las Españas. En 1955 el Santuario fue elevado al rango de Basílica. El 8 de diciembre  de 1993 la UNESCO la declaró Patrimonio de la Humanidad. Uno de los motivos por el cual se le concedió este título fue “PORQUE LA IMAGEN DE SANTA MARÍA DE GUADALUPE ES EL SÍMBOLO MÁS REPRESENTATIVO DE LA CRISTIANIZACIÓN DEL NUEVO MUNDO”.

 

A manera de apéndice hay que resaltar que a partir del 15 de agosto de 1389 el Santuario se convirtió en monasterio, y durante cuatro siglos y medio estuvo a cargo de la Orden Jerónima hasta el 18 de septiembre de 1835. Ellos llenaron en nueve códices más de 4000 portentos y milagros que concedió la Virgen gracias a su intercesión. Desde el 7 de noviembre de 1908 pasó a ser convento, a cargo de los padres franciscanos, quienes se encargaron de restaurarla por completo. En el intervalo de 1835 y 1907 fue parroquia secular de la Arquidiócesis de Toledo.

 

En la época que estuvo en manos de los monjes jerónimos, destacaron los famosos hospitales de Guadalupe, que en sus comienzos favorecieron a los peregrinos. San Juan de Dios cuando llegó en peregrinación a Guadalupe, se sintió extraordinariamente tocado por el Señor por la forma de vida de los monjes y su “caridad organizada”, llena de servicio y abnegación que prestaban en el hospital. Allí el Señor por intercesión de la Virgen le confirmó su verdadera vocación y el camino que lo llevó a la Santidad.

 

San Pedro de Alcántara[4], a quién la Virgen se le apareció en múltiples ocasiones, visitaba este santuario a menudo. Aquí recibió múltiples gracias de la “Señora del mundo”, como cariñosamente la llamaba. En la actualidad, en una parte del monasterio se ha acondicionado una elegante hostería, para dar facilidades a los peregrinos que aún siguen viniendo. En las paredes de sus claustros todavía se conservan famosos cuadros que reviven toda la época que rodeó a este singular santuario.

 

El Papa Juan Pablo II visitó este santuario el 4 de noviembre de 1982.

 

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[1] Según las nuevas investigaciones realizadas dan clara cuenta de que su construcción se inició en el 432 en el Pontificado del Papa Sixto III (432-440), en acción de gracias a la Virgen, un año después haberse proclamado el Dogma de su «Maternidad Divina».

Al evangelista San Lucas se le atribuye ser el autor de esta pintura de la Virgen, la misma que se encuentra en la capilla lateral de la Basílica, llamada capilla Borghese o capilla Paulina.

[3]Justo en esas fechas el Señor nos concedió, junto a mi esposa, estar en Loreto, acompañando a nuestros catequistas y a los jóvenes de las comunidades neocatecumenales del Ecuador.

[4] (1499-1562) San Pedro de Alcántara junto con la Virgen de Guadalupe son patronos de Extremadura. San Pedro perteneció a la Congregación franciscana y realizó la Reforma de los padres Descalzos de la Orden.